Como tesis fundamental el autor defiende una eclesiología de la communio: todos los miembros de la Iglesia pueden desarrollar su responsabilidad específica sobre la Iglesia a todos los niveles (parroquias, diócesis, Iglesia universal). La Iglesia necesita de las auténticas experiencias de los creyentes para poder estar atenta a las exigencias de nuestro tiempo. La iglesia necesita de las auténticas experiencias de los creyentes en el mundo para poder salir al paso de las exigencias de nuestro tiempo mediante su propia tradición viva y bajo la acción del Espíritu Santo. De ahí se deriva la necesidad de una concepción de la Iglesa universal como una comunión d elas Iglesais locales. La cuestión del origen bíblico de la Iglesia es objeto de estudio en una parte exegética. Las partes sistemáticas se ocupan del ser de la Iglesia, de sus estructuras (comunidad y ministerio) y de sus cometidos (evangelización; la Iglesia y el mundo). Especial valor se otorga, dentro de la descripción sistemática, a los aspectos de la historia de los dogmas. Trata además el autor de las interpelaciones de las otras Iglesias (la ortodoxa y las Iglesias de la reforma protestante) a la Iglesia romana-católica, intentando dar una respuesta. En cada uno de los capítulos se ofrece abundante bibliografía: internacional, por lo que se refiere al origen de los autores, y ecuménica, por lo que respecta a su confesión religiosa.