Una parte de las mujeres españolas, sobre todo de las que vivían en las zonas rurales del interior, pudieron votar por primera vez en las elecciones municipales de 1933. Por ello y porque reflejan la situación política en las provincias más reacias a la República en ese momento, aunque pasan desapercibidas, estas elecciones fueron un hito importante en la evolución del primer bienio republicano. Este es el caso de Navarra, que renovó 148 de sus 267 ayuntamientos, casi todos ellos situados en la Montaña y la zona Media, donde la población estaba dispersa y eran pocas las localidades que rebasaban los mil habitantes. El libro estudia la presencia de las mujeres navarras en el espacio público desde finales del siglo XIX y los cambios que se produjeron desde la segunda década del XX con la creciente atención prestada a "la cuestión femenina", y en particular a la acción social dirigida a las trabajadoras. En concreto informa del proceso de concienciación y movilización política de la mujer propiciado por las izquierdas y por los defensores del nuevo feminismo católico, que favorecieron así la legitimación de roles distintos a los domésticos de madre y esposa, si bien estos siguieron siendo los más importantes para todos. El trabajo proporciona también materiales imprescindibles para valorar las posturas de los distintos partidos navarros en torno a la incorporación de la mujer a la vida política activa y pone de relieve la inflexión que se produjo al respecto tras la proclamación de la segunda República. Asimismo da cuenta pormenorizada de la campaña electoral, y, a partir del cotejo de diferentes fuentes, realiza un análisis de los índices de participación y resultados. Por tanto, este libro debe ser tenido en cuenta la hora de estudiar la historia de las mujeres navarras e interpretar correctamente la creciente deriva derechista y antirrepublicana de Navarra, que cristalizó en las elecciones generales de 1933.