¿Cabe pensar en una mística o espiritualidad de la solidaridad, más allá de la fragmentación de las sabidurías, las religiones y las morales, compartida en el espacio público? El hecho que obliga a caminar hacia una espiritualidad común de la solidaridad es el carácter global de los procesos de exclusión y empobrecimiento, que traspasa fronteras nacionales. En la producción de la exclusión hay elementos estructurales que empujan y orillan, elementos subjetivos que destruyen los dinamismos vitales y contextos de proximidad que fragilizan las relaciones y las redes sociales. Ninguno de ellos puede entenderse hoy sin referencia a los procesos actuales de mundialización. Las fronteras actuales no detienen las finanzas, ni las mercancías, ni el turismo, ni la movilidad. Pero tampoco detienen las exclusiones, que condenan a gran parte de la humanidad a no dar por supuesta la vida. Este libro pretende colaborar en la actualización de una espiritualidad para el voluntariado del siglo xxi. Es una espiritualidad ecuménica, abierta a todos los seres humanos; transreligiosa, para un mundo laico y secular; cotidiana en los espacios de la inmediatez y en las vibraciones de la carne, y ecológica, con voluntad de integralidad. En la creación de esta espiritualidad confluyen tradiciones religiosas, experiencias estéticas y concepciones filosóficas, pero, sobre todo, el coraje de hombres y mujeres corrientes que con sus vidas abren cada día caminos nuevos para vivir solidaria y esperanzadamente.