A lo largo y ancho de los últimos tres decenios, Luis Manuel García Méndez se ha consagrado como uno de los más persistentes, destacados e inquietantes cultores del cuento en la literatura cubana contemporánea. Autor de nueve libros de relatos -dos de ellos aún inéditos-, ganador de infinidad de premios cubanos e internacionales, representante típico y a la vez singular de la narrativa que se escribe en la isla a partir del decenio de 1980 (cuando éramos tan jóvenes y casi felices, todos teníamos mucho pelo y hasta carnet de identidad), su trabajo en el género lo ha convertido en una figura insoslayable para seguir los pálpitos de esta forma narrativa en la literatura del país. Vindicación de Macbeth. Mis mejores cuentos es una reveladora muestra de esa persistencia y fidelidad de García Méndez al cuento. Las diecinueve piezas que componen esta antología, realizada por el propio escritor (con todos los riesgos que la doble condición de autor y antólogo entraña, y que él reconoce) muestran un itinerario posible de su obra, tan posible como otros que pudieran haberse trazado con otras piezas u otras perspectivas, pero que, con toda certeza, conduciría al mismo destino: a la comprobación de que Luis Manuel García Méndez es un narrador que porta todas las armas del oficio, que con arte ha sabido dar el aliento contradictorio y dramático de nuestro tiempo cubano (con independencia del huso horario o del momento histórico donde transcurra) y que su maestría literaria ha sido un proceso ascendente que le ha permitido escalar las alturas donde se ha instalado, como escritor empecinado y visionario. Leonardo Padura