En la Segunda Edad del Hierro europea, de Gran Bretaña a las costas del Mar Negro, la espada de hoja recta larga y vaina metálica conocida como ""espada de La Tène"" fue, sin duda, el modelo que mayor éxito alcanzó. Este éxito se extiende también al noreste de la Península Ibérica, donde constituye casi el único tipo de espada en este período. Se analiza cómo los Iberos del noreste peninsular adoptaron, adaptaron y emplearon esta singular espada de origen celta; discute también su empleo como elemento de prestigio de sus élites guerreras hasta el período republicano romano. A partir de los datos arqueológicos, y utilizando criterios fundamentalmente morfológicos, se distinguen las espadas nororientales de sus parientes continentales y de la Meseta peninsular, para proponer una tipología detallada en la que el análisis de la vaina enteriza de hierro juega un papel de primer orden. La tendencia arcaizante de estas piezas, frente a las propiamente celtas, y su abundante presencia en poblados, donde fueron expuestas como trofeos, son algunos de los indicios que más claramente muestran el carácter específico de estas armas.