Las culturas han elaborado, durante milenios, tecnologías de la comunicación y clasificaciones del mundo que han proporcionado cohesión, sentido y expansión a modos sumisos de vida. Pero, a finales del siglo XX, se diseminan por el planeta tecnologías digitales interactivas, de raíz epistémica occidental, que invitan a los sujetos a participar en una transacción ilimitada de valores y categorías heterogéneas, cada vez más desarraigadas de unas matrices culturales originarias ya en disolución. En este ensayo, se denomina transcultura a la lógica y prácticas de comunicación digital que desbordan la propia digitalidad y comienzan a reorganizar todos los rincones de la existencia subjetiva y comunitaria. Por otra parte, el "pensamiento desclasificado" encuentra en el desarraigo transcultural un nuevo lugar de oportunidades para superar el estancamiento del pensamiento moderno mediante la rehabilitación de recursos cognitivos proscritos por la epistemología hegemónica -como la descentración, la ambigüedad, la provisionalidad, la incertidumbre, la estesia y, especialmente, la superación dicotómica y la contradicción- que no sólo promueven una comprensión teórica diferente de la nueva cultura global, al permitir repensarla desde perspectivas marginales y cambiantes, sino que también sostienen un proyecto de emancipación reflexiva respecto a los nuevos, precarios y acelerados mestizajes simbólicos transculturales.