Las Declaraciones modernas de los Derechos Humanos han asentado firmemente el principio de la igualdad de la mujer en cuanto sujeto de tales derechos, a nivel teórico y programático por lo menos. La Biblia, en cambio, y la doctrina tradicional de la Iglesia contienen y desarrollan programáticamente la teoría de la inferioridad del sexo femenino y de su subordinación al masculino tanto en el orden de la naturaleza como en el de la gracia sin escatimar en ningún momento las alusiones hostiles y despectivas a ese sexo. La lectura de los Textos Sagrados se convierte en un recuerdo constante de esta irreverencia hacia la mujer. El presente libro es un estudio de la mala idea que el patriarcalismo judeocristiano ha forjado de las mujeres e intenta poner de relieve que la cuestión feminista no puede despacharse frívolamente sino que es un cuestionamiento frontal y en profundidad de la competencia de la Biblia y de la seriedad de la teología cristiana en este asunto.