Tánger. Las cartas de Saguia-el-Hamra obtuvo el VII Premio La sonrisa vertical.
Puede decirse que esta novela es fruto de un descubrimiento repentino, revelador, que condujo a Vicente García Cervera a lanzarse a una experiencia personal que muy pocos hombres de su medio social y de su edad se habrían decidido a llevar a cabo : la experiencia de la homosexualidad vivida en toda su crudeza, en toda su subversiva transgresión. No es de extrañar, pues, que esta novela esté escrita con esa furia y esa carnalidad tan propias del testimonio auténtico de quien habla desde el escenario mismo en que discurre la narración, que fluye espontánea, al desnudo. No en vano confiesa el autor en una entrevista :
«Ingresé en ese mundo con enorme temor. Mi primera impresión fue de miedo. Miedo de no ser capaz. Tú sabes que puedes meter y sacar tus manos de un bolsillo u otro. Pero sobre todo lo que no puedes mandar es sobre tu sexo. Yo penetré en ese mundo en busca de sus códigos, para alimentarme de su vocabulario, para familiarizarme con sus hábitos».
Vicente García Cervera, que es un narrador nato, admirador de Bukowski, cuenta aquí un momento en la vida de un médico ya entrado en años, mariquita y carroza, y nos invita a sumergirnos en el mundo de la marginación homosexual, donde todo, desde el lenguaje hasta el comportamiento, cuestiona en todo momento la sociedad que lo rodea. Ahora bien, quien acompañe, sin prejuicios ni reservas, al autor en este periplo tiene asegurada una buena lectura y, además, una experiencia probablemente gratificante, no exenta de sorpresas.