Los españoles tenemos una experiencia de relaciones con los chinos de más de tres siglos. A través de las páginas de este libro, el lector puede tener noticia de la presencia de los chinos dentro del Imperio español y de la decisivas funciones que desempeñaron en Filipinas. Las relaciones entre dos grupos tan diversos étnica y culturalmente como los españoles, y los chinos y los medios desarrollados para encontrar una forma de convivencia pacífica, constituyen un ejemplo de hasta qué punto el Imperio español tuvo que plantearse y resolver problemas propios de lo que hoy llamamos mundo globalizado. La mayor parte de los trabajos de este libro tienen a los chinos como protagonistas principales, aunque otros tienen la utilidad de mostrar, de una manera práctica, cómo los chinos se amoldaron a la sociedad colonial y los problemas que se produjeron con los españoles y los filipinos. Al fin, españoles y chinos siempre consiguieron entenderse, porque entre ellos se establecieron relaciones de dependencia: los españoles necesitaban los productos chinos para comerciar con el virreinato de México y los chinos demandaban la plata de las minas americanas.