Reflexionario de mareas es la trova quizá insolente de esa mujer que -arrullada por el susurro amigo de la mar- aprende a decir yo frente al resto del mundo. Rosa Galdona asegura que "la oscuridad es infinita si la aurora no te alcanza aunque amanezca". Para ella, un día amaneció. Se hizo la luz en sus sentimientos adormilados. La larga noche vivida quedó atrás pero no quiso olvidarla. Todo aquel sinsentido se transformó en palabra como necesidad vital de quien necesita liberarse para escalar en su identidad. Así esperó Rosa su momento, retrasado por la intransigencia de los vuelos de baja altura. Pero ella sentía en otra dimensión. Buscó en sus adentros y encontró su razón. El punto de arranque que liberaba tanta energía creativa dormida. Y escribió. Y lo hizo aflorando todo ese sentimiento condensado a través de los años vividos en aquel túnel. Liberando sin tapujos su rabia contenida. Sus esperanzas y desesperanzas. Sus pesadillas viejas y sus sueños nuevos.