Identidades proscritas analiza el no nacionalismo, es decir, las tradiciones alternativas al nacionalismo en sociedades decididamente nacionalistas. Plantea, pues, una tesis sugestiva y polémica: que en las sociedades nacionalistas han existido siempre sentimientos de identidad no nacionalistas tan fuertes como el nacionalismo, y a veces más congruentes con la verdad histórica.
El País Vasco y Québec son ejemplos de nacionalidad dividida y pluralismo político. La tradición angloirlandesa fue decisiva para la historia y la literatura de Irlanda. La formulación del sionismo dividió a los judíos en torno a la cuestión de su identidad. Escocia tuvo un fuerte sentimiento nacional, pero el nacionalismo no fue nunca la fuerza política dominante. Liberales y comunistas no nacionalistas contribuyeron decisivamente a que Sudáfrica renaciera en 1991 como un país multirracial y democrático.
Juan Pablo Fusi ilustra cómo el nacionalismo y el no nacionalismo son manifestaciones distintas de la identidad, la vida colectiva y la política de regiones y nacionalidades, y cómo las mismas nacionalidades y regiones nacionalistas se forjaron en la historia como sociedades plurales. Una reflexión apasionante, objetiva y necesaria para abordar los retos políticos y sociales más difíciles del siglo XXI.