El cine se ha convertido en referencia cultural para el público en general, en un fenómeno sociológico. Tras los atentados del 11-S, al ver las imágenes y la sucesión de acontecimientos, crecía la impresión de que todo aquello se parecía a los desmesurados escenarios del " cine de catástrofes " . En «Estado de sitio» (1998) un millonario saudí tramaba un ataque terrorista en Nueva York, en «Decisión crítica» (1996) unos terroristas islámicos desvían un avión a Washington con explosivos a bordo y en «El coloso en llamas» (1974) la desesperación de las personas atrapadas y las llamaradas en el rascacielos rememoraba la catástrofe. La pregunta que el autor se plantea es pertinente: ¿la realidad copia al cine? En este texto la influencia mutua entre la vida social y el cine es medida a través de cuatro casos paradigmáticos: paralelismo entre ciencia ficción y el fenómeno OVNI; la guerra de las galaxias y el culto a las armas; el apocalipsis nuclear y los discursos pacifista y ecologista; y, finalmente, el " peligro amarillo " y la demonización mediática de la figura de Osama bim Laden. El resultado de esta sociología del cine es un panorama de mutuos préstamos, en el cual el entorno deja una huella en los relatos fílmicos y estos, a su vez, ayudan a dar forma a intuiciones, esperanzas y temores que flotan en la cultura.