Un famélico gato callejero muerde a Sophie cuando ésta le da de comer. Ella, una atractiva mujer de cuarenta años a la que la vida parece tratar muy bien, y Otto, su marido, forman forman una de esas parejas burguesas neoyorquinas de finales de los sesenta que podrían despertar la sana envidia de cualquiera: un Mercedes, casa en Long Island, las obras completas de Goethe en su biblioteca? El incidente del gato, en apariencia banal, desata una serie de pequeños e inquietantes desastres comienzan a jalonar su vida revelando fisuras de un matrimonio (y una sociedad) que se está desintegrando. Tras este arranque aparentemente anecdótico, tras la fina ironía de los diálogos y la sucesión de cataclismos domésticos que habrán de producirse, late la tragedia existencial que sustenta todas las historias de Paula Fox: la incapacidad de sus personajes para comprender la verdadera esencia de la vida, que subyace a la apariencia de las cosas, la complejidad de los sentimientos humanos y el desmoronamiento de una sociedad cada vez más artificiosa.