Este texto, desconocido hasta noviembre de 2011, se suma a ciertas publicaciones¿como Dichos y escritos, de 1995, o los Seminarios, desde 1997 hasta hoy¿ que han renovado del todo la comprensión de los libros de Michel Foucault (1926-1984).
En 1968, tan decisivo en el pensamiento europeo, el crítico Claude Bonnefoy grabó sus palabras para hacer un libro muy personal de diálogos. Foucault sintió ese ejercicio autobiográfico como «un peligro que seduce», pues, si bien encontraba un registro íntimo absolutamente inédito, pensaba que tanto él como sus libros se verían comprometidos por lo que estaba diciendo.
Tras contar lo que había sido escribir desde su adolescencia y juventud, se define no como un escritor o un interpretador, sino como alguien que mide desde ciertos ángulos la distancia existente entre el pasado y la actualidad. De hecho, encuentra en la escritura la posibilidad de colocarse en esa distancia que nos separa de la muerte, y de rastrear así una verdad que hace que yo no esté muerto en el momento en que escribo sobre ciertas cosas muertas.