El carácter poco ortodoxo del pensamiento de Arendt la ha convertido durante años no sólo en una desconocida para la cultura filosófica, sino también en una extraña del movimiento feminista. Desde mediados de los 80, la teoría feminista empezó a considerar a Hannah Arendt como "una de las nuestras" no sólo por su apuesta de gratitud hacia lo dado y por una atención a la "diferencia" judía, sino también a partir de un relectura de categorías como las de natalidad, pluralidad, paria, las cuales permiten empezar a satisfacer la necesidad de construir un mundo común que signifique algo más que un cambio de "estilo de vida". «Vida del espíritu y tiempo de la polis» reconstruye el significado general del itinerario intelectual arendtiano, siguiendo la lógica interna de su pensamiento y sin atenerse a los dictámenes de la cronología. Un itinerario que encuentra su propia continuidad en un radical replanteamiento de la relación tradicional entre filosofía y política, entre «theoria» y «praxis».