El autor se centra en el cuerpo como preocupación básica de los escultores desde la Prehistoria hasta nuestros días, planteando diversas cuestiones relativas a los cambios producidos en su significación histórica y cultural. A lo largo de sus páginas examina el modo en que ha sido utilizado por el hombre para expresar sus aspiraciones, miedos y ansiedades, desde el mito de Pigmalión hasta las performances surgidas en los años finales del siglo XX como consecuencia del virus del sida.