El constitucionalismo -entendido como una corriente de pensamiento encaminada al logro de finalidades políticas concretas que consisten en la imitación de los poderes públicos y en la consolidación de esferas de autonomía garantizadas mediante normas- casi nunca tiene una lógica solo defensiva. Desde el principio busca también la construcción de un poder común, frente al cual, no obstante, reivindica límites y garantías. Esta complejidad se aprecia en los orígenes del constitucionalismo pero también en los distintos modelos que se suceden en la Europa liberal, en la democrática e incluso en el subsiguiente proceso de integración supranacional. Es algo que está muy lejos de la idea simple, de cuño hobbesiano, de la soberanía que se afirma o se niega sin soluciones intermedias. En los últimos años, las cuestiones sobre historia del constitucionalismo se han entrelazado cada vez más con los problemas de hoy, con las dificultades y las perspectivas actuales del constitucionalismo. Los capítulos que integran este libro son testimonio de ello; de un debate que tiene en realidad para todos, con independencia del interés académico concreto, un único centro: la constitución, su historia y su teoría.