Una mentira sobre el pasado es reconfortante, confirma sensacionessobre las cuales -de otro modo- se sentiría vergüenza, y fija puntosde referencia tranquilizadores, sin importar si son verdaderos ofalsos. Destruir una patraña de carácter histórico, entonces, tienedos efectos: el primero es corregir el conjunto de informaciones sobre el pasado que se utilizan para construir la propia memoria individual y colectiva, un uso que llamaremos "neutro", o como mucho "reparador. El segundo efecto, más difícil de conseguir, es el de destruir lascertezas y presuntos datos reales en quien escucha, fenómeno peligroso que puede crear un muro de incomunicación. No se destruye impunemente una certeza. Por ello, el trabajo de deconstrucción de falsedadeshistóricas es, a menudo, poco útil para hacer cambiar de actitud a los difusores de estas noticias. Pero es un trabajo que se lleva adelante para circunscribir el ámbito de difusión de noticias falsas queenvenenan la memoria, y a través de ella, la percepción del presente.Desmentir una mentira que circula por Internet puede no servir parahacer cambiar la idea a qui