Los hechos de esta novela se sitúan en la turbulenta frontera chino-tibetana a principios del siglo pasado, y conforman el relato de una doble iniciación en los misterios del deseo más que en los del amor. También es una fabulación sobre las huellas que va dejando el otro en nuestra piel y lo que puede haber de irreparable en todo cruce, voluntario o no, de dos cuerpos.