El arbitraje comercial se va extendiendo como una mancha de aceite en América Latina en cuanto mecanismo flexible, rápido y confiable para la resolución de controversias mercantiles, superándose la hostilidad característica de épocas pasadas, con una favorable y, en muchas ocasiones eufórica, acogida de la institución. En el orden estrictamente legal el cambio se expresa con claridad en distintos planos: incluyendo la figura del arbitraje dentro de las Constituciones; a través de la incorporación a tratados universales y regionales con relación al arbitraje, y mediante la adopción de nuevas leyes o la modificación de las leyes existentes que lo gobiernan. Este proceso de reforma, bajo la influencia de la Ley Modelo de Arbitraje de la Uncitral de 1985, ha resultado decisivo hasta el punto que prácticamente todos los países latinoamericanos la han tomado como referente principal o incluso, como en el caso de México, Guatemala, Nicaragua, Paraguay o Chile (para el arbitraje internacional), único. Como resultado de ello los obstáculos legales más importantes, que tradicionalmente impedían que el arbitraje se transformara en el método más efectivo y utilizado para resolver controversias comerciales internacionales en América Latina, han sido por fin suprimidos y han encontrado una solución acorde con la prevista en cuerpos legales de países del resto del mundo, especialmente de aquellos más familiarizados con la práctica de este procedimiento de arreglo de controversias.
El presente Tratado, tras precisar con rigor el marco legal del área acotada realiza un estudio exhaustivo del acceso y del ejercicio de la actividad arbitral (sede del arbitraje, instituciones administradoras, estatuto y funciones de los árbitros, convenio y procedimiento arbitral, arbitrabilidad y Derecho aplicable a la controversia) y otro del mismo tenor en torno las relaciones entre jueces y árbitros: auxilio y control judicial, medidas cautelares, anulación del laudo y reconocimiento y ejecución de laudos arbitrales extranjeros.
A una acreditada trayectoria académica, que ha desarrollado ampliamente en numerosas Universidades y Centros de Estudios de Negocios en América Latina durante los últimos veinte años, el autor agrega en el presente tratado una dilatada experiencia como abogado y árbitro comercial y de inversiones en el sub-continente. El resultado es una obra que conjuga un sólido equilibrio entre teoría y práctica, avalado, en este último caso, por el manejo de centenares de decisiones arbitrales y jurisdiccionales. Por eso la obra, sin perder en ningún caso el rigor científico, es imprescindible para todos los operadores jurídicos dedicados a la práctica del arbitraje en América Latina.