"Era el atardecer del siglo y en la localidad sevillana de Carmonacorrió la voz de que la tierra escondía tesoros de valor incalculable. Aquel día cualquiera de octubre, un vecino aficionado quisoadelantarse a la autoridad y, encabezando una pequeña partida, seadentró en las montañas y excavó unos túmulos: en su interioraparecieron numerosos cadáveres en posiciones forzadas, rodeados ycubiertos de piedras dispuestas en zonas concretas. Acaso él lodesconocía, pero acababa de reabrir a nuestros ojos un caso clave deposible asesinato sin resolver. La arqueología académica se haempeñado en ofrecer, de forma tácita y acrítica, una visión amable,culta, de pacífica armonía, sobre las sociedades tartesias.Conformándose con la descripción y el registro de prácticas funerarias inusuales, ha desdeñado investigar las identidades sociales de losindividuos hallados y las causas de tales enterramientos, privándonoscon ello de obtener una imagen más certera y real (seguramente másviolenta y desconcertante) de esta fascinante civilización al margende los clichés culturales acostumbrados. Hoy, disciplin