Cuentan que, en cierta ocasión, mientras mi maestro, Djalal al Din Rumi, sumergido en un éxtasis de Amor Divino, recitaba poemas cargados de pasión, un extranjero que se sentaba entre nosotros no pudo contenerse y empezó a llorar y a gemir, arrobado por la belleza de lo que estaba escuchando. De esa manera, cuando mi maestro terminó y abrió los ojos, el extranjero le preguntó: ""Oh señor, ¿dónde ha encontrado la inspiración para escribir esos versos"". A lo que mi maestro contestó: ""Del mismo sitio donde tú has encontrado tus lágrimas"". La Taberna del Derviche. En esta obra encontrarán cuentos sacados de las arenas del desierto, escondidos bajo los turbantes de sus moradores, que mil veces los narraron junto al calor de sus hogueras, iluminados por el fulgor de las estrellas y de la media luna, mientras el café se iba tostando, invitándonos a degustar también el sabor de la sabiduría más refinada y sutil. Otros, sin embargo, están basados en mis numerosas experiencias a la vera de este camino de perfección. E, incluso algunos hay que pertenecen al legado místico de las cofradías más añejas, que han ido pasando como testamento de generación en generación para que todo el que tenga sed pueda beber de nuestro río y vivir. Aunque, como las dunas, han ido cambiando por el influjo de los vientos del tiempo, sin embargo siguen perteneciendo a los oasis donde las caravanas se detienen a descansar en su paso por la vida, conociendo que es un lugar seguro donde la sombra de la palmera anuncia una buena provisión de dátiles prestos a calmar el apetito de los peregrinos que consiguieron llegar hasta aquí.