En la obra se presenta cómo todavía hoy sigue siendo común la idea de Homero de alguna manera progenitor de toda esa amplia floración de poesía hexamétrica de la Grecia arcaica, no menos ambiguamente llamada épica, en la cual se inscriben, aparte de la Ilíada y la Odisea, de un alado los llamados Himnos homéricos y la épica Cíclica y, de oro, incluso la propia poesía hesiódica; el espejismo empieza a ser superado, y es posible discernir toda una gama de formas de expresión o géneros.