Esta obra pretende ofrecer un tratamiento integrador de la última parte del medioevo peninsular (siglos XIII-XV) desde una perspectiva muy concreta: la consideración de la Edad Media como un modo de producción dominante, el feudal, que comporta un sistema de relaciones bien definidas teóricamente, en el que las fuerzas productivas y las relaciones de producción cumplen funciones determinantes en toda la formación social. También dedica un espacio notable a la evolución política y a las formas complejas de administración regional y central. El papel específico de la Iglesia y el de la producción cultural -sin olvidarse del mundo de las mentalidades, donde la muerte como ""huésped dramáticamente cercano"" es un referente esencial- son tratados no como realidades históricas independientes, sino en forma de estructuras correlativas al interior de todo el conjunto social. Los tiempos de los Reyes Católicos, la conquista de Granada y de América se analizan desde la misma óptica de la feudalización tardía.