Ciudad, belleza y modernidad, son los conceptos que acompañan aAntonio Fernández Alba en esta nueva publicación.«La ciudad queintentábamos fundar», en aproximación libre del texto de Platón,estaría inscrita en gozar del tiempo de ocio y vivir la libertad ensus espacios. La naturaleza se mostraba en aquellos iniciales apuntesgráficos escasa de imaginación y el acotado proyecto solo parecíarepresentarse en los perfiles de sus leyes inmanentes. La forma de laciudad, dentro de los protocolos de la modernidad, sería el proyectode arquitectura, siempre destinado a superar la fría soledad de lamateria, desde las formas y funciones que ordenan los espacioscívicos. El encargado de embellecer la escena, el fondo subliminal deaquellos mensajes, trataban de recuperar cierto axioma de lamodernidad progresista, según el cual el Estado crea ,riqueza ,y el mercado puede generar ,equidad ,(justicia, paraentendernos). ,La ciudad sufrió, y en gran manera, los efectos dela ,«riqueza oligárquica» ,frente a las reducidas conquistasde la ,«riqueza democrática», que dejaron huella manifiesta de tal derrota en los pliegues de la racionalidad vencida. No obstante, elespacio arquitectónico formalizó, en ocasiones, hallazgossignificativos, ejercicios de expresión y compromiso para laconstrucción de la nueva metrópoli, que todavía permanecen como levescenizas de los tiempos modernos.