¿... La vida está hecha de fragmentos, de tramas, de ¿tranches de vie¿, de restos de demolición del alma, de cortes laterales y transversales de la realidad, de ruinas y de cenizas que se esparcen al viento como estos tres relatos escritos por una mujer: María Félix González.
Si escribir, como explicó Clarice Lispèctor, es procurar entender, procurar reproducir lo irreproducible, sentir hasta el último fin el sentimiento que permanecería sólo vago y sofocante, aquí nos encontramos con tres relatos que no falsean ni los pensamientos, ni las emociones de una mujer sometida a la decepción, a la soledad, al fracaso y al duro, largo y difícil aprendizaje de vivir...¿