Son muchas las personas que, en un momento u otro, se preguntan a qué están llamados en la vida, qué van a hacer de su vida y, en el fondo, quiénes son. Otros quizá se cuestionan si lo que hacen es realmente aquello a «lo que se sentían llamados a hacer», o si es lo mejor que podrían hacer. Todas estas preguntas son las que, frecuentemente, las personas nos hacemos en la juventud, cuando comienza a asomar la madurez, cuando empezamos a interrogarnos qué estamos haciendo con nuestra vida, qué es lo que queremos hacer, cuál será el mejor camino para vivir uno mismo, para ser «auténticos». Pero, al fin y al cabo, es una pregunta que nos acompaña el resto de la vida, porque ser persona es estar siendo persona, y porque nunca acabamos de recorrer la distancia entre lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Por ello, nunca está de más que, alguna vez, haciendo un alto en el camino, nos confrontemos con nosotros mismos para preguntarnos si nuestra vida es realmente «nuestra vida» o estamos actuando, desempeñando un rol, si somos los autores o si, por el contrario, somos meros actores de nuestra vida. Estas páginas se dirigen, de modo teórico y práctico, a acompañar la reflexión y la búsqueda de esta llamada constitutiva, y la elaboración de un proyecto personal de vida que responda a dicha llamada. La experiencia en el acompañamiento de jóvenes y en el trato con educadores, psicólogos y terapeutas permite llegar a la conclusión de que, en última instancia, todo proceso de crecimiento personal, al igual que todo proceso educativo y terapéutico, debe desembocar en poner a la persona en disposición de encontrarse con su propio rostro, con el descubrimiento de su llamada a ser persona y a ser «esta persona concreta», para después acompañarla en el proceso de elaborar, sobre este descubrimiento, su propio proyecto vital.