En la época del Humanismo, el latín o Gramática era la lengua culta. Aunque no era útil para comunicarse, continuaba siendo la lengua de la Iglesia y la Universidad y, según Antonio de Nebrija, ""la base y el fundamento de todas las ciencias"". El latín se estudiaba en las Cátedras de Gramática o Latinidad existentes en las villas y ciudades de Galicia, objeto de exposición en los capítulos tercero, cuarto y quinto de este trabajo: A Coruña (1512), Ribadeo (15), Pontevedra (1546), Viveiro 0), Baiona (1591), Betanzos () y Melide (1). También existían cátedras de Gramática en las cabeceras de las diócesis, descendientes de las escuelas catedralicias medievales: en Tui desde 1528, fundada por el obispo Diego de Avellaneda y en Ourense ampliada en 1561 por Díaz de Cadórniga; en Mondoñedo y Lugo se fundaron a finales del siglo XVI los seminarios de Santa Catalina y San Lorenzo, que eran escuelas de Gramática; por su parte, en Santiago, Lope Gómez de Marzoa había fundado en 1495 una escuela de Gramática, ampliada posteriormente por los Diego de Muros y Alonso de Fonseca III, germen de la universidad. La organización de la enseñanza en estas cátedras era muy parecida, cuestión desarrollada en el capítulo sexto: el preceptor leía durante dos horas matutinas y dos vespertinas, siguiendo procedimientos escolásticos y generalmente usando como texto base las Introductiones latinae de Nebrija.