Tras una muerte que podría calificarse de libresca, atropelladamientras hojeaba un volumen de Emily Dickinson, una profesora de laUniversidad de Cambridge es la destinataria póstuma de un ejemplar deLa línea de sombra, de Joseph Conrad. El insólito libro está cubiertode cemento y va a parar a las manos del compañero argentino dedepartamento que ha asumido las clases de la desdichada Bluma Lennon.Intrigado por el extraño paquete, que proviene de Uruguay, el narrador inicia una pesquisa que lo llevará de vuelta a su continente para irdescubriendo poco a poco qué relaciones azarosas unen la muerte de sucolega, el ejemplar encementado y la estela de un misteriosocoleccionista de libros consumido por su pasión.Recuperamos esta nouvelle letraherida y encantadora –,publicada por primera vez, con inmenso éxito, hace más de veinte años ytraducida desde entonces a más de veinte lenguas–, que atrapará a toda alma bibliófila que se precie.