DISCURSO PRIVADO es la musitada música de una voz interior, tan incesante como casi inaudible. Constante como la corriente de un pensamiento, es privado porque es propio, personal y porque remite, a su vez, a la privación de un grito liberador. Un contrabajo sonando, el rumor de una corriente nemorosa, el gorjeo de una marmita al fuego o una boca entreabierta que, entre el susurro y la murmuración, va creando un mantra continuo y sonámbulo, un quejío de cantaor. La corriente trae materiales, en apariencia, de deshecho: ramas secas de lo político, botellas vacías de la nostalgia de lo común, latas oxidadas y plásticos del miedo... Discurso privado es reflejo del mundo en el tambor del cuerpo. La silueta erguida deja ver, a través, un paisaje y ese paisaje se hace cuerpo herido. La fragilidad enérgica del camisón blanco de Pina Bauch bailando es aquí bandera. Se tambalea y retumba esta voz como trampantojo del alma flotando en lo corpóreo.