Este libro presenta al franquismo como el primer régimen que en España se sirve de una política cinematográfica para gobernar y mantenerse en el poder. Dicha política es una reacción contra la República y, al mismo tiempo, un producto de las aspiraciones y de las rivalidades que entre sí mantienen cuatro fuerzas que en 1936 se suman al alzamiento: la patronal de cine, los católicos, las fuerzas armadas y los falangistas. Cada una de estas fuerzas introduce una práctica cinematográfica que será característica del sistema de producción de películas bajo el franquismo: protección económica para la producción nacional privada, férrea censura de las películas, represión de los profesionales desidentes y de rodaje de películas oficiales de propaganda. Esta política se monta tomando como modelo la cinematografía nazi y fascista y no concluye con la caída de estos regímenes, sino que se mantiene en los años siguientes -con mayor o menor rigidez, depende de qué práctica-, gracias al pacto de cohabitación que se establece con la industria de Hollywood.