El volumen segundo abarca desde comienzos del siglo XIX hasta la actualidad. Describe los sucesos de 1808, el Madrid fernandino y romántico, el Madrid de la burguesía liberal y de la Restauración, el Madrid de la guerra civil, el Madrid del franquismo y el de la democracia hasta la gran transformación urbanística ya casi en el siglo XXI. Su título, La capital se hace ciudad. Economía, sociedad y arte en Madrid en los siglos XIX y XX, expresa cómo el principio de "capitalidad", sin perder su primacía, se fue completando con un fuerte impulso de desarrollo urbano que acabó por inducir la formación de una gran metrópoli. La obra esta concebida como un texto de lectura corrida en el que se describen muchos de los monumentos más interesantes de la ciudad (más de dos centenares), ubicándolos en las circunstancias políticas, económicas y sociales en que se construyeron y exponiendo los cambios que han sufrido a lo largo del tiempo y su estado actual. Es, en definitiva, una obra polisémica dirigida a divulgar el conocimiento de Madrid desde una perspectiva novedosa. Lejos de anécdotas y de leyendas populares (o "urbanas"), expone las circunstancias políticas, económicas y sociales de cada período histórico, analiza cómo se fue formando la trama urbana en esa época y examina, finalmente, cada monumento para explicar en qué estado se encuentra actualmente, qué valores de todo tipo conserva y qué juicio estético merece. Desde este punto de vista, la obra combina dos perspectivas: una "longitudinal", que recorre el tiempo, y otra "transversal", más emocional y subjetiva, que paraliza el tiempo para detenerse en el examen de cada monumento. Algo parecido a lo que sucede en una ópera barroca, en la que los recitativos van impulsando la acción mediante el relato de los hechos hasta que, llegado el punto de describir una iglesia, un puente, un palacio o un jardín, se congela la acción para dejar paso a un aria. La obra tiene carácter novedoso, ya que no hay en el mercado ninguna otra de este tipo. No se trata de una guía turística, ya que no tiene una utilidad funcional, ligada al disfrute inmediato de un edificio, sino que expone el contexto en que cada monumento se proyectó y se construyó, por qué se hizo así y no de otra forma, qué es lo que tiene en su caso de original y de añadido y cuál es su moderno valor estético o histórico. No se trata tampoco de un texto de historia, ni siquiera de la "pequeña historia", porque no se limita a consideraciones históricas, sino que expone también el estado actual de los monumentos y sus valores estéticos. Tampoco es un libro de arte, porque los aspectos artísticos son solamente algunos de los que se toman en consideración. Al examinar el Casón del Bueno Retiro, por ejemplo, se pone el acento en la bóveda de la antigua Sala de Baile, pintada al fresco por Luca Giordano, o en las crujías añadidas por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco en la reforma de finales del siglo XIX, pero también en la posición que ocupaba el viejo edificio en el extenso Palacio del Buen Retiro y en cómo se fueron desmantelando los inmuebles que constituían este hasta quedar reducidos a reliquias. La obra se enriquece con un completo apartado gráfico (más de 400 ilustraciones) que ofrece el contexto visual necesario.