Todas las personas desean merecer esta virtud, pero pocas se esfuerzan por ser dignas de ella: es la confianza, la esperanza firme que se tiene en una persona, la capacidad para soportar las dudas. La confianza sólo puede depositarse en la relación interpersonal, no puede confiarse en el azar, por ejemplo. Con-fiar es fiar juntos, dos personas, recíprocamente, es la confianza bilateral perfecta. La desconfianza es la sospecha, no se puede confiar en alguien oscuro o misterioso, ninguno de los dos se fía del otro; mientras hay desconfianza, hay malestar. Pero, como lo expresa el autor, el ser humano no avanzaría en la vida si fuera por el mundo desconfiando de todos. Estamos hechos para confiar y merecer confianza. Carlos Díaz conoce y expone al lector las razones para fiarse y también para desconfiar, muestra los múltiples senderos del alma y de la historia, por los que llegamos a lo que somos. Apuesta por el principio de la confianza como fundamento sobre el cual podemos fundar y construir nuestro futuro. El lector tiene ante sí un libro con múltiples sugerencias para aprender a confiar en todas las facetas de la vida: salud, amistad, relaciones de pareja, educación, filosofía, teología, militancia, oración, vida cotidiana, etcétera.