Este libro ofrece una reflexión equilibrada sobre el sentido de la feminidad y la masculinidad como categorías flexibles del desarrollo creativo de cada persona. La autora despliega un diálogo continua con la cultura contemporánea de la diferencia. Contrariamente a los objetivos del feminismo ""de primera fase"", los años ochenta -con la reanudación de un feminismo ""de segunda fase""- han recuperado el valor de los afectos, de la familia, de la maternidad, valores que nos impulsan a preguntarnos si es así como hay que plantear la ""diferencia"" entre los sexos. Porque el riesgo de esta cultura es el de recaer en las trampas de la definición estática de la naturaleza femenina. La referencia a los conceptos de persona y reciprocidad permite a la autora evitar los riesgos contrarios de una igualdad intensa como ocultación y de una exagerada diferencia como abismal alteridad. En su prólogo a la edición española, Ángeles Galino realiza la gran aportación de situar esta interesante obra en nuestro contexto.