Los seres humanos aprenden a lo largo de su vida innumerables conocimientos necesarios para su supervivencia, que van desde actuar sobre los objetos, conocer a los otros, o usar el lenguaje para comunicarse, hasta saber cruzar una calle, la letra de una canción o freír un huevo. Aparentemente los aprenden sin gran esfuerzo y con mucho interés. Al mismo tiempo pasan largos años en instituciones escolares adonde, en principio, van para aprender, poniendo notable empeño y, sin embargo, sólo consiguen asimilar una minúscula parte de cuanto se les enseña. Existe entonces una oposición entre el conocimiento cotidiano y el escolar, y podemos plantearnos si hay alguna posibilidad de que este último pueda ser tan eficaz como el conocimiento cotidiano, o si son totalmente distintos. En ese caso ¿en qué se diferencian?,¿por qué cuesta tanto aprender en la escuela?, ¿por qué muchos alumnos fracasan?, ¿por qué se enseña actualmente tal cúmulo de cosas si se sabe que los alumnos no consiguen entenderlas y las olvidan tras pasar los exámenes? Pero si resulta fácil la comprobación del escaso éxito de la escuela, en cambio parece bastante difícil saber a qué se debe y, sobre todo, poner remedio. Este libro constituye un breve ensayo sobre algunos problemas referentes al aprendizaje, la enseñanza y la formación de conocimientos. En él se ponen en relación ideas sobre la historia de la educación y la enseñanza en las sociedades que no tienen instituciones escolares, el desarrollo de la mente infantil, la capacidad de los adultos para enseñar la existencia de distintas formas de aprendizaje y de diversos vehículos para la transmisión de conocimientos, la diferencia entre el aprendizaje escolar y el aprendizaje para la vida, la teoría de la mente o las narraciones.