«¡Sobra la paz por la tierra! Si no a mí, pobre soldado, que la paz me hace la guerra». Así, con esta crudeza, Bartolomé de Torres Naharro (1485-1540?), autor de Soldadesca, entra de lleno en el siguiente dilema: el soldado necesita de la guerra para vivir, porque esta, pese a llevarle a la muerte es, paradójicamente, su medio de subsistencia. Torres Naharro, uno de los autores más importantes de la literatura anterior al Siglo de Oro, extremeño y que pudo haber sido soldado en su juventud, nos presenta en esta inusual comedia la cara menos esperada de la guerra para un autor de su época: la de una ciudad, Roma hacia 1514, ocupada por tropas mercenarias, ociosas en período de entreguerras, dispuestas a vender sus servicios al mejor postor. Y en mitad de este ambiente envilecido, como destellos agónicos, a una serie de personajes intrascendentes (soldados, oficiales, curas, civiles) en su lucha por la vida.