La construcción del Puente Viejo o de los Peligros constituye una de las empresas públicas más importantes acometidas en la primera mitad del siglo XVIII en Murcia. En 1701 una riada se llevó el puente anterior y desde esa fecha hasta su inauguración en 1742, con desigual intensidad y acierto el Consejo procuró iniciar las obras, la primera piedra se puso en 1718, evitar que los trabajos se paralizasen y buscar maestros con la formación adecuada para elaborar las trazas, dirigir el taller o revisar la tarea en curso hasta su finalización. Mosén Aparicio, Vicente Soler, Bartolomé Alcázar, Toribio Martínez de la Vega, Jorge Próspero Verboom, Jerónimo Gómez de Aya y Jaime Bort se vincularon de forma diversa a su realización y su presencia demuestra la trascendencia de la obra. Más allá de su valor estableciendo un paso sobre el Segura, el puente se convirtió en elemento articulador y germen del crecimiento urbano en la ribera meridional del río.