Una aproximación a las apariciones marianas en nuestro tiempo que contempla los puntos comunes a todas ellas (exhortación a la oración, a la conversión y a la penitencia, referencia a la Inmaculada Concepción, apertura a la historia y al futuro del mundo...) y responde a preguntas como: ¿Por qué siempre la Virgen María y no otros santos? ¿No puede el mismo Señor revelar su propia voluntad? La respuesta es triple: Dios habla por medio de María porque Ella es persona adecuada para transmitir su voluntad; interviene por medio de María para profetizar sobre el futuro de la Iglesia, y envía a la Madre de su Hijo, para responder a la necesidad humana de ternura revelando su realidad materna y compasiva. Así, las apariciones marianas ayudan a recordar el pasado salvífico de Cristo y su evangelio, a vivir el presente en el compromiso cristiano y a preparar un futuro de paz para la Iglesia y el mundo.