Jacques de Molay, abrigó en su corazón la esperanza de un renacimiento de la Orden del Temple durante los casi siete años que duró su cautiverio. Antes de morir en la hoguera, encarga a un capellán templario la misión de conocer si existía esa posibilidad en alguno de los reinos en donde estuvo asentada. Jean de Perrier, comienza su misión perseguido por la guardia del rey Felipe IV; viaja a Inglaterra y Escocia, donde tiene los primeros reveses que le hacen comprender que en estos reinos no es posible, al tiempo que descubre que el nuevo siglo se va a distinguir por el aumento del poder real y el desarrollo del Estado en países como Inglaterra y Francia. En Escocia, recibe de un mercenario irlandés, en las filas del rey Roberto I que lucha por la independencia escocesa; unas profecías que intenta descifrar y en tanto que en los reinos hispánicos no se condenó a la Orden del Temple, viaja a Portugal, donde tiene ocasión de entrevistarse con un médico alquimista y cabalista judío que le habla de la cábala y conoce por primera vez los símbolos de la alquimia, pero él médico es asesinado