La crítica ha señalado con frecuencia el carácter proliferante de la escritura lezamiana, y ha tendido o a exaltar esta proliferación como índice de su modernidad, de su carácter neobarroco, o a reducirla a una suma o totalización. Mediante una serie de lecturas detalladas de la ensayística de Lezama y de Paradiso, El primitivo implorante se propone, al contrario, precisar algunos de los elementos que, por un lado, impulsan esa proliferación y, por otro, impiden que ella se fije en sistema o totalización. En otras palabras, la crítica ha solido subrayar la libertad con que Lezama-Adán, desde su posición céntrica, o lo que es lo mismo, su margen de posibilidades infinitas, baraja su circunstancia. Este estudio enfoca, en cambio, sus límites. Sin pretender agotarlos, El primitivo implorante analiza los contrapuntos o tejidos que se urden en torno a los elementos que provocan e impiden la teleología lezamiana. Elementos, por así decirlo, díscolos, tales como el negrismo o la sensibilidad negra, la pérdida de una ontología nacional o el primitivo implorante, la homosexualidad o el eunuco poseedor y el receptor de masas o el dragón devorador. Los ejes de esta nueva lectura de Lezama son la interpretación, la homosexualidad y la nación.