¿Perecerá la prensa de papel? ¿Agoniza el periodismo? ¿Se acabarán los secretos oficiales? ¿Puede hacerse la revolución online? ¿Hay un totalitarismo digital? ¿Invade Facebook la privacidad de los usuarios? ¿Pueden predecirse las elecciones con Twitter? ¿Se acabarán las encuestas y sondeos tradicionales? ¿Es eficaz el ciberactivismo? ¿Se harán transparentes los gobiernos? ¿Es hegemónico el ciberpunk? ¿Es la forma de comunicar más importante que lo comunicado? Las tecnologías de la comunicación y la información han invadido a gran velocidad todos los procesos sociales y los han integrado en una mezcla en la que todo influye sobre todo: los discursos político, económico, mediático, filosófico, religioso, deportivo, chismoso, etc., se enredan en el ciberespacio en una avalancha de información a la que los ciudadanos se enfrentan cotidianamente como consumidores a la vez que como productores de contenidos. La comunicación domina el mundo en tiempo real, lo deconstruye cotidianamente, lo reconstruye según las necesidades y planes de cada cual y es un gran paso en la emancipación de la especie. La comunicación política abre el camino a la ciudadanía universal y su exclusión ya no es posible.