A mediados del siglo XIX, en China, un personaje misterioso que se hacía llamar «el loco de Yangzhou» y que, según sus propias palabras, gastó 30 años de su vida y toda su fortuna en frecuentar los burdeles en busca de «falso amor y afecto», escribió esta novela que, aunque advierte al lector de los peligros del opio y las cortesanas, acaba por presentarnos un mundo animado, repleto de estímulos, regido por extrañas reglas, siempre fascinante y en absoluto infeliz. Si el anónimo autor de ""Cortesanas y opio"" pretendía moralizar y advertir a las futuras generaciones sobre los peligros de la vida en el burdel, el resultado es justo el contrario.