Gracias a los componentes del llamado «Grupo de Oviedo», la Universidad ovetense vivió los momentos estelares de su historia. Según esta recopilación en dos tomos del profesor Santos Coronas, ese grupo se desenvuelve en una época, la de las décadas finales del siglo XIX y comienzos del XX, en la que la coincidencia de un grupo de profesores y hombres excepcionales contribuyó decisivamente a desperezar y renovar la Universidad de Oviedo y a renovarla externamente. Un espíritu, el del denominado «Grupo de Oviedo» de los Alas, Sela, Buylla, Posada, Altamira, Aramburu, Canella, entre otros, que eran intelectuales y pretendían reformas, que tenían sentido universitario y preocupación pedagógica, que combinaban altura científica e inquietud social, que practicaban el antidogmatismo, la curiosidad intelectual, la honradez y la autoexigencia personal, que oficiaban de provincianos universales, con proyección americanista y con un precoz acento europeo, que sembraron un legado de libertad en un claustro contaminado, en palabras de Pérez de Ayala, por tres grandes pasiones: la pasión por la verdad, la pasión por la justicia y la pasión por la libertad. Entre los componentes de este grupo destaca Adolfo Álvarez-Buylla y González-Alegre, «ante todo, un economista y un hacendista», según Rafael Altamira, que, como apunta Santos Coronas, «encarnó en la Universidad de Oviedo el espíritu racional y armónico del krausismo».