La «Virgen del Perpetuo Socorro» no es un cuadro cualquiera. En él hay encerrados tesoros incalculables, un generosísimo botín. Este libro pretende que juntos nos alegremos en la grandeza de nuestra madre; para que sepamos mirarla mejor y descubramos cuánta riqueza ha puesto Dios en María por medio de este cuadro tan frágil y humilde, pero que es vehículo eficaz de su providencia divina. Estas páginas son una invitación a contemplar juntos el icono. Vamos a mirarlo con amor y sabiduría -con esa sabiduría que otorga el amor de hijos-. Nuestro punto de partida y nuestra ancla es el cuadro, a fin de que él mismo nos revele sus virtualidades ocultas. Recordaremos su historia compleja y hasta desconcertante. Sabremos que es un «icono oriental-bizantino, de la escuela véneto-cretense», y se nos desvelarán sus cualidades innatas. Nos sorprenderemos al fijarnos en la originalidad de su advocación. Comprenderemos este cuadro con una luz maravillosa, la ideal para captar el esplendor de su belleza: la Palabra de Dios. Entonces, arropados por la multisecular tradición de la Iglesia, comprobaremos sorprendidos y reconfortados la riqueza de este cuadro hasta poder caer de rodillas y venerar con más cariño filial, si cabe, a la madre de Dios y madre nuestra.