EXISTE UNA INTENSA RELACIÓN ENTRE EL LUGAR Y LA PERSONA. NO SIEMPRE LO SABEMOS NI SIEMPRE ES EVIDENTE, PERO EXISTE. ESTO ES PARTICULARMENTE ASÍ CUANDO NOS APROXIMAMOS AL LUGAR DE LA INDAGACIÓN ESPIRITUAL. EL CONCEPTO DE MONASTERIO INTERIOR HACE REFERENCIA A UNA SERIE DE ESPACIOS Y DE PRÁCTICAS QUE VAN MUCHO MÁS ALLÁ DE UNA IDEA MONOSÉMICA Y QUE INSINÚAN, POR EL CONTRARIO, UN UNIVERSO RICO EN ECOS, CONNOTACIONES Y SIGNIFICADOS. UN UNIVERSO QUE BASCULA ENTRE EL LUGAR Y LA PERSONA. EN TRADICIONES Y ÉPOCAS MUY DISTINTAS, HOMBRES Y MUJERES HAN BUSCADO CON FRECUENCIA LUGARES DONDE ENCONTRARSE A SÍ MISMOS. EN ALGUNAS DE ESTAS TRADICIONES, A ESOS LUGARES DE PARTICULAR INDAGACIÓN Y TRABAJO INTERIOR SE LES HA DADO EL NOMBRE DE MONASTERIO. SE TRATA SIN DUDA DE UN ESPACIO, PERO SE TRATA SOBRE TODO DE UN LUGAR CREADO Y DEFINIDO POR SU USO. EL LUGAR NACE DE UNA PRÁCTICA. ¿DE QUÉ ESPACIO SE TRATA? ¿EN EL INTERIOR DE DÓNDE ACONTECEN LAS PRÁCTICAS MONÁSTICAS? ¿DÓNDE VAN QUIENES SE BUSCAN A SÍ MISMOS? EL MONASTERIO, AUN SIENDO A MENUDO UN ESPACIO EXTERIORMENTE VISIBLE, EN ÚLTIMA INSTANCIA OCULTA SIEMPRE UN DÓNDE INTERIOR Y RECÓNDITO, DE DIFÍCIL ACCESO. LOS CUATRO CAPÍTULOS DE ESTE LIBRO HABLAN PRECISAMENTE DE ESE ACCESO Y EMPRENDEN UNO A UNO LA TAREA DE ENCONTRAR SUS PUERTAS.