El tratado Las leyes de M. T. Cicerón, escrito entre el 52 y 45 a. C., es una de las fuentes más importantes de la antigüedad sobre derecho romano, tanto por los datos que aporta como porque en él se encuentra el origen del pensamiento jurídico, a pesar de estar concebido como ley básica para un estado ideal. Son también de suma importancia las teorías filosóficas que ofrece el autor sobre el origen de las leyes y la mención de filósofos y escuelas a los que somete a una discusión favorecida por la forma de diálogo. Lo mismo cabe decir de los valiosísimos datos históricos mencionados al enumerar las leyes religiosas y civiles, así como la defensa y justificación de muchas de ellas frente a la opinión de sus interlocutores. En contraposición con la variedad de temas y estilo de la obra hay que señalar dos constantes a lo largo de los tres libros del tratado: su especial admiración por Platón, al que tiene como modelo, y la exaltación de las virtudes del pueblo romano. Este conjunto de factores justifica que, a pesar de tratarse de una obra bastante mutilada, haya sido y sea de sumo interés para los estudiosos del mundo romano en general y en particular para los que se interesan tanto por el derecho romano como por el derecho natural y la filosofía del derecho.