Ante la obra de Chillida cabe la reflexión unida a la emoción. De igual manera que el artista vasco supo crear un universo plástico en el cual la intuición es la razón misma de su escultura, el espectador percibe cuán profunda es la meditación que en torno al espacio le proporcionan las piezas surgidas de la mente y la mano de Chillida.