España ya es un país de inmigración, como el resto de la Europa desarrollada. Ello se aprecia en que nuestros inmigrados no son sólo jóvenes, solteros, mayoritariamente norteafricanos. Nuestras plazas se han llenado de mujeres extranjeras venidas desde muchas latitudes del Planeta, a los colegios han entrado sus niños y niñas, en los edificios viven con sus familias, en muchas de nuestras casas el servicio doméstico habla otro idioma. Los espacios de socialización (como las calles y plazas, la escuela, el centro de salud, la comunidad de vecinos, etc.) están viéndose modificados y, con ellos, el panorama social de nuestro país, que, a su vez, está imprimiendo nuevas expectativas, desde el punto de vista laboral y cultural. Sin duda nuestra sociedad está revitalizándose. Vivimos en una sociedad en construcción y el fenómeno migratorio tendremos que lograr interpretarlo como un factor más de esa construcción, no como un problema; mejor como un factor de riqueza, sociocultural y económica, de diversidad, de intercambio, de apoyo mutuo, de heterogeneidad en espacios comunes de convivencia, de solidaridad, de justicia social. Y para esta nueva sociedad todos somos importantes e imprescindibles, pero las mujeres -más que nunca- vendrán a jugar un rol decisivo en los procesos de modernización y desarrollo, y las mujeres extranjeras, en especial, en la integración de los colectivos. La mayoría de los especialistas en el tema, de reconocido prestigio, se encuentran en este libro y le aportan una visión multidisciplinar.