En este ensayo póstumo, Carlos Castrodeza (1945-2012), uno de los mejores filósofos de la biología iberoamericanos, analiza la gestación de la obra de Darwin, mostrando cómo en ella confluyen distintas visiones metafísicas y teológicas sobre la Naturaleza. Castrodeza nos explica cómo Darwin fue articulando gradualmente su concepto de evolución, así como la desigual recepción de sus ideas en Inglaterra, Alemania y Francia. Las dificultades con las que se topó Darwin para aplicar a nuestra especie una visión plenamente naturalista del mundo le sirven a Castrodeza como motivo para reflexionar sobre el legado nihilista del evolucionismo. Pensando, dice, nos distraemos de nuestra muerte. Pero cuando la técnica puede hoy resolver tantas de nuestras preocupaciones para sobrevivir, ¿qué nos queda? Es como si nuestra especie hubiera ""salido del mar del instinto a la tierra del pensar. Dadas las circunstancias tecnocientíficas, todo parece como si nuestra vuelta al mar fuera imparable"".