Este libro no se centra sólo en la oligarquía urbana granadina entre los siglos XVI y XVIII, es además una reflexión inteligente sobre los grupos de poder en la España moderna, sus relaciones familiares y clánicas, así como sobre el papel que desempeñaban las instituciones, la concepción del poder y la responsabilidad que asumían los «buenos republicanos» y «padres de la patria», las vías de ascensión social y política y las conflictivas relaciones con el poder central, entre otros temas. El autor explora en esta obra la naturaleza de una sociedad basada en el honor, los lazos entre el hombre de familia y el ciudadano, en aquel período de crisis y consolidación que se asocia comúnmente a la Contrarreforma y que cada vez se contempla más como un período de «disciplina social» y de retorno a los valores de la jerarquía y la tradición, después de los trastornos del Renacimiento y la Reforma.